1. ¿Por qué crees que los adolescentes están menos motivados en la escuela que los niños?
Asegurar el motivo por el que los adolescentes están menos motivados en el instituto que los niños en la escuela, es una tarea complicada y siempre difícil de resolver. Podríamos echarle la culpa a una cultura social que propugna el placer como fin supremo de la vida, y que por ello está originando una generación de adolescentes desinteresados por su futuro y lo que les rodea.
Podríamos echar la culpa a la comunidad de profesores que lejos de adaptarse a las nuevas realidades, siguen empeñados en “ilustrar” más que en educar.
Podríamos echarle la culpa a nuestro actual sistema educativo, que obliga a los adolescentes a permanecer escolarizados hasta, como mínimo, los 16 años y que por este motivo las aulas de la Educación Secundaria Obligatoria están llenas de chavales que no quieren estar ahí, y que para mas inri promocionan de curso en curso con una “mochila” llena de asignaturas pendientes.
Lo que bien es cierto es que estos y otros factores están influyendo en que nuestras aulas se llenen de alumnos deseosos de que suene el timbre para marcharse a sus casas, a la calle o a cualquier sitio menos quedarse allí.
Esto debería de preocuparnos a los profesores y a los que queremos serlo para que juntos busquemos una solución a este problema que poco a poco se está enraizando en nuestra sociedad.
2. ¿Crees que tus clases son interesantes y sabes como ocuparte de los alumnos aún cuando muchos de ellos llegan tarde, interrumpen la clase o parece que están dormidos?
¿Qué crees que tendrías que hacer?
No es fácil motivar a los alumnos, y más si se trata de adolescentes que parecen obligados a permanecer en el pupitre.
Creemos que habría que tener en cuenta una serie de aspectos que posibilitarían el interés del alumno hacia lo que les estamos proponiendo. Aspectos como explicarle el objetivo (educativo en términos de competencia) que tenemos previsto en cada clase para que los alumnos conozcan su importancia. Explicarles la relación que existe entre esos conocimientos que les intentamos transmitir con las actividades que les podamos plantear. Asimismo plantearles las actividades de forma lógica y ordenada.
Otra acción que podríamos llevar a cabo es la de proponerles actividades que les hagan utilizar distintas capacidades para su resolución (intelectual, procedimental, actitudinal).
Con respecto a los errores es común tratarlos en la comunidad docente como “fracasos” cuando en realidad deberían ser analizados como nuevos momentos de aprendizaje y como momentos enriquecedores.
Otra forma de motivar a los alumnos que proponemos es la de fomentar la comunicación entre los alumnos mediante la realización de tareas de grupo dejando de lado aquellas viejas clases magistrales que tanto aburrían y provocaban un tremendo sopor.
Y por último, nos gustaría añadir que lo que necesitan los alumnos es que los contenidos que se les ha intentado transmitir los puedan aplicar a situaciones próximas y concretas para ellos/as, es decir, que no se queden en meras palabras sino en posibles “hechos”.
Iris Romero Bermejo
José A. Santiago
jueves, 3 de diciembre de 2009
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